Colección de letreros restrictivos

Entremos en nostalgias. Algunos de estos letreros aún los recordarán, aún los verán en su miscelánea de la esquina, otros son más nuevos.







El mero mero letrero de los microbuses:







Ahora bien, la sociedad demanda cambios en esas viejas ilustraciones. Para qué empeñarse en usar caricaturas de hace 40 años, cuando los ríspidos tiempos políticos nos regalan al tradicional Amlito:



Gracias a su dedo pulgar en posición de señalado/diciendo "bien", el Amlito puede usarse para una infinidad de letreros.




El Porky se puede quedar, baste adaptarlo a la era de los celulares y seguirá rindiendo frutos. Estudios revelan que la gente realmente se siente amedrentada al ver a tan peculiar porcino.






Otro de puerquito:




Cualquiera puede diseñar sus letreros. Anímese usted a hacer los suyos, y usarlos en su propia miscelánea, combi o microbus. No hay límites para la imaginación. Incluso puede hacer uso de más de una imagen, o cambiar los colores de las letras.

Casi todo es válido. Pero, por el amor de Dios, no profiera obscenidades.



Adaptación del juego para que los personajes sean mis amigos

El chiste más gracioso de la historia


Disney, Budismo y Taoismo

1. En El Pato Donald y el Budismo Zen, Jodorowsky plantea esta historia, de uno de los comics de dicho pato:



El jefe de los bomberos invita al Pato Donald a formar parte del cuerpo de voluntarios. Se lo cuenta a sus sobrinitos. Estos también quieren participar, pero su tío, considerándolos unos bobos, los obliga a quedarse en casa. Le dan un equipo con la condición de que al escuchar la alarma salga inmediatamente con él hacia el incendio. Si llega puntualmente recibirá una medalla de cobre. El pato, orgullosamente, vacía un cofre diciendo que le servirá para guardarlas medallas que va a ganar. Esa noche suena la bocina pero el pato no se despierta. Sus sobrinos lo sacan del sueño. El pato se lanza hacia el incendio olvidando el casco, luego el hacha, luego los pantalones. Cuando logra equiparse ya es tarde. La casa que quería apagar es un montón de escombros y los bomberos ya se han marchado. Al día siguiente lo llama el jefe y le da un puesto menos importante. Le han quitado el hacha y en su lugar le encargan un pequeño extintor. En la noche vuelve a sonar la alarma y el Pato vuelve a quedarse dormido. Lo despiertan sus sobrinos. Esta vez se viste con mucho cuidado pero en su apresuramiento, en lugar de tomar el extintor, agarra una bomba de insecticida. Al tratar de apagar el fuego hace que éste se extienda más. Al otro día el jefe lo rebaja aún de categoría. Ahora apagará el fuego con un costal. Sus sobrinos para ayudarlo deciden organizar en la calle un pequeño incendio para que el tío no se sienta tan deprimido y trabaje. El Pato, mientras tanto, encuentra un paquete de cohetes y los guarda en un bolsillo por estimarlos peligrosos. “Tío, ¡hay un incendio en la calle, debes tomar tu costal y salvar la ciudad!”. El Pato apaga la pequeña fogata pero se le incendia la chaqueta. Corre a su casa. Estallan los cohetes. El salón comienza a incendiarse. Los niños traen una manguera y apagan el fuego. Llega el Jefe de Bomberos y los admite en la compañía. Esa noche al sonar la alarma, los niños se despiertan y gritando “¡Hay que ir deprisa! ¡Ningún obstáculo nos detendrá!”parten hacia el incendio en un modernísimo carro equipado con todos los adelantos, mientras de pie, en la calle, con su miserable costal en la mano, el Pato Donald los ve alejarse, murmurando “¡Tienen mucha suerte!”.


Interpretándolo a la luz del budismo zen, el hacha que en un principio le dan al pato, representa el bastón de los maestros zen, símbolo del Yo original. Luego, cuando Pato Donald recibe el llamado místico, peca de orgulloso: antes de pensar en la obra que debe hacer, ya está pavoneándose con la medalla que por ello recibirá (además de que piensa guardar sus medallas en un baúl, símbolo de su ego cerrado).

Los sobrinos -añade Jodorowsky- representan la lucha generacional, son el nuevo pensamiento colectivo, tres mentes unidas mejor que una, pensar en lo social antes que en lo individual. Ellos son quienes despiertan al ególatra, son los que piensan en apagar el incendio y no en su logro individual.

El Koan 44 dice: El maestro Pa-Tsiao dice a los monjes en su sermón: “Si tenéis un bastón, os doy el bastón. Si no tenéis bastón, os quito el bastón”. En la historieta del Pato Donald sucede algo análogo: el jefe de los bomberos le va quitando herramientas al Pato Donald, le quita porque "no tiene" el pensamiento superior. Los sobrinos sí "lo tienen", y les dan más: les dan un camión completamente equipado.

¡Pobre Pato Donald! Todo se le irá quitando, porque, aferrado a sus concepciones mentales anquilosadas, espera que le den, sin trabajar por lograrlo.

¿Y cómo lograrlo? El camino para el Pato Donald está trazado en el cuento: debe dedicarse a limpiar su baúl, arrojando de él todas las medallas de cobre.




2. Blanca Nieves, en el intento por alcanzar el Tao, pide ayuda a sus siete viejos amigos, ellos componen una canción: